La ampliación de la frontera agrícola (principalmente monocultivos), tala excesiva, quemas y desmonte de bosques para la ganadería son las actividades destructivas más denunciadas. En los estados productores de cacao y en los que tienen gran potencial para producirlo, se opta por la tala de arboles y por la siembra de otros cultivos como caña de azúcar y maíz, lo que erosiona el suelo debido a la quema para la cosecha, además de incrementar la deforestación y la contaminación ambiental, acabando con el hábitat de varias especies de flora y fauna y reduciendo la absorción de Co2.
Es fácil deducir que procesos como los mencionados están generando cambios microclimáticos muy fuertes en las cuencas de la selva de estas regiones. Se suman a este proceso el cambio climático, que se manifiesta en intensas precipitaciones y prolongadas sequías, que al encontrarse en un escenario de desertificación incrementan los riesgos para la zona.
La agroforestería surge como una alternativa productiva que contribuye a la reducción de la vulnerabilidad y el impacto de las actividades humanas sobre estos ecosistemas frágiles. La agroforestería crea un agroecosistema similar al ecosistema natural antes de ser intervenido, protege los suelos de las fuertes precipitaciones, mantiene el ciclo hidrológico y la diversidad biológica y, por lo tanto, garantiza una sostenibilidad mayor en comparación con sistemas como el monocultivo.
La agroforestería es la producción de cultivos anuales o permanentes, en combinación con especies forestales, en donde se recrean las funciones principales del bosque. Los sistemas agroforestales constituyen una forma para producir sin agotar los recursos (suelo, agua y bosque), pues la mayoría de los suelos de la selva tienen vocación forestal y de protección.
La agricultura convencional es inviable a largo plazo.
En los últimos años se han incrementado las áreas de cacao en sistemas agroforestales porque los precios de estos productos en el mercado internacional se han incrementado y tienen una relativa estabilidad. Esto es importante porque el principal problema de México es la deforestación a consecuencia de prácticas de agricultura migratoria y extracción de madera. Esta situación modificó los ciclos normales de las variables climáticas (lluvias, principalmente), lo que ha afectado el desarrollo normal de los cultivos. Los fenómenos de lluvias excesivas y sequías en los últimos años se manifiestan en ciclos más cortos; además los riesgos ante inundaciones, deslizamientos y sequías se han incrementado.
En ese contexto, el cultivo de cacao en sistemas agroforestales constituye una reforestación productiva y una alternativa económica porque genera ingresos permanentes y se puede vender con mayor valor, como producto especial, en el mercado internacional.
Los bosque de cacao de nuestros productores no solo producen lo mejor cacao, sino también soportan una amplia variedad de biodiversidad.